Según los datos de la OCDE, la recaudación de impuestos en México ha sido una de las menores de América Latina. Destacando más que nada un impacto en cuanto al Impuesto al Valor Agregado (IVA) donde se coloca como la segunda más baja de la región, con apenas 3.9% como proporción del Producto Interno Bruto (PIB).
En función a las Estadísticas tributarias para América Latina, más precisamente en el capítulo México, la OCDE indicó que la contribución es inferior a la media de la región en relación a la recaudación por impuestos directos al consumo, de 6%, y a la que registran en promedio los países miembros de la OCDE, que es de 6.6% del PIB.
La actual estructura impositiva, es mostrada por la OCDE como una relacionada con recaudación obtenida por el Impuesto Sobre la Renta (ISR) personal en México representa menos de 15% de la recaudación total.
Al día de hoy la proporción contrasta con 24%, que significa en promedio la contribución del mismo gravamen para los países de la OCDE.
En concreto, los ingresos de la imposición sobre la renta de las empresas representaron 2% del PIB en México, dato que compara otra vez, negativamente con el promedio de la OCDE, que es de 3%.
En consecuencia a la deficiente recaudación, los ingresos tributarios de México como porcentaje del PIB, sin incluir la cuenta de los derechos sobre la producción de hidrocarburos, es de 13.9%. La media de América Latina es de 19% y de la OCDE, de 33%. La OCDE explica:
“Es en el tamaño de los contribuyentes aportantes donde México ha tenido un desempeño difícil al compararlo con otros países. La base de contribuyentes de la economía formal es muy chica. Lo interesante es cómo poder ampliarla. La baja base de contribuyentes y la concentración de obligaciones tributarias en los niveles de renta más bajos contribuyen a la reducción de la progresividad del sistema tributario.
Afirman asimismo, que para sacar adelante el país, no solo la reforma laboral, sino también la fiscal y energética son necesarias, por lo que el próximo Gobierno debe aprovechar su “bono democrático” para avanzar en la agenda de cambios estructurales.
El titular de la OCDE expone en el mundo la tendencia es bajar los costos para la creación de los empleos y de las inversiones en materia fiscal y “estimular que haya más empleos, más inversiones”.