Aparece un nuevo jugador entre los impuestos potenciales de México, con el que se podría recaudar el equivalente a 1 y 4% del PIB. Estamos hablando de los impuestos ambientales, que causarían dicho efecto según proyecciones de la Comisión Económica para la Cooperación de América Latina (Cepal).
No obstante ello, muchos analistas mencionan que la aplicación de este tipo de impuestos no tiene un impacto recaudatorio relevante en países como México, ya que su sistema tributario está tan parchado y expuesto a modificaciones constantes.
Los análisis determinan que la recaudación potencial de este tipo de impuesto es proporcional al número de empresas que dañan al medio ambiente con sus emisiones. A diferencia de los impuestos generales, los ambientales o también conocidos como impuestos verdes, tienen la virtud de lograr que los sectores gravados incorporen dentro de sus costos los impactos ambientales de las actividades.
Ya tenemos indicios de un paso adelante hacia la mejora del medio ambiente, como por ejemplo el aumento del IEPS al tabaco, el cual tendrá un poder recaudatorio bajo, dado que serán pocos aquellos que puedan pagar el gravamen sin problemas. “Lo que pasará es que sólo los ricos fumarán”.
La Cepal recomienda las siguientes medidas generales:
- Impuestos sobre emisiones: cargos relacionados con la contaminación real.
- Impuestos sobre insumos o recursos: cargos sobre productos específicos que generan impactos sobre el medio ambiente.
- Impuestos diferenciados: cargos para modificar el consumo mediante costos diferenciados mediante impuestos.
- Impuestos a la explotación de recursos: gravámenes sobre actividades extractivas o de explotación de bienes que tienen impacto sobre el medio ambiente.
- Subsidios tributarios: impuestos negativos que se aplican para incentivar actividades o productos con impacto positivo sobre el medio ambiente.