¿Hasta dónde llegará el desabastecimiento en Europa?

La situación de abastecimiento en Europa se está volviendo realmente compleja en las últimas semanas. Hay que entender que el desarrollo de la guerra en Ucrania no sólo está provocando desabastecimiento desde el punto de vista de las materias primas que no llegan a los efectos del embargo. Existen otros problemas laterales muy importantes y que están generando una situación complicada.

En estos días hemos asistido a diferentes encuentros y reuniones entre líderes europeos orientadas a la búsqueda de soluciones conjuntas en relación al precio de la energía. No en vano, en algunos países como España, los problemas se acumulan debido a la tremenda subida de precios del combustible y la electricidad junto a las huelgas de diversos colectivos, entre ellos el de los transportistas.

Toda esta situación deriva en un modelo complejo que nos recuerda mucho a los primeros días de la pandemia en los que, efectivamente, el desabastecimiento y el acaparamiento fueron elementos presentes y que marcaron muchas de aquellas primeras imágenes que todos tenemos en la memoria.

¿Por qué se está generando el desabastecimiento?

Deberíamos distinguir dos formas diferentes que están conduciendo al desabastecimiento de productos, principalmente en Europa.

El primer motivo es, lógicamente, la situación de conflicto bélico y cómo repercute de manera directa en la llegada de materias primas y, en algunos casos, en la propia producción y especulación sobre determinados productos.

Un buen ejemplo lo tenemos en el precio del aceite de girasol, muy afectado por las previsiones del corte de importaciones, y que ha multiplicado su precio de manera exponencial. Si el precio de una botella de aceite de girasol en España podría rondar de media un euro antes del conflicto, en la actualidad no es raro encontrar precios por encima de los tres euros e incluso llegando hasta los cuatro euros.

Este vendría a ser un efecto directo que, además, hizo que, en su momento ante la previsión de aumento de precio, se realizará compra masiva por parte de muchos usuarios que buscaban, precisamente, evitar pagar los precios actuales.

El segundo motivo, más lateral pero que al final está siendo incluso más determinante, son los daños al comercio y la producción que está generando el conflicto de manera secundaria.

El caso español vuelve a ser de nuevo un buen ejemplo. El aumento del precio del combustible, que prácticamente se ha duplicado en el último mes y medio, hace que, por momentos, sectores estratégicos como el del transporte o las flotas pesqueras, hayan decidido parar en demanda de apoyo y soluciones a una situación insostenible en la que cuesta más dinero trabajar que no hacerlo.

Todo ello se ha traducido en que muchos productos no llegan a las líneas de los mercados, o, en que el usuario medio, asustado por el posible desabastecimiento, entra en modo pánico realizando compras masivas y acaparando productos, en muchos casos con poco criterio. Y aquí, volvemos a la fase ya conocida, por ejemplo, del acumulamiento de papel higiénico.

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