Cuando hablamos de impuestos, debemos saber que hay términos relacionados con la carga total que ejercen estos sobre los salarios. Uno de ellos es la tan famosa presión tributaria o presión fiscal, que se refiere al porcentaje de los ingresos que los particulares deben aportar al Estado en concepto de impuestos.
De esta manera, la presión fiscal se mide según el pago efectivo de impuestos y no según el monto nominal que figura en las leyes, es decir que, si existe mayor evasión impositiva habrá menor presión fiscal, aunque formalmente las tasas impositivas puedan ser altas.
En este sentido, en aquellos países con alta tasa de evasión, el Estado usualmente eleva la presión impositiva sobre los habitantes con menos posibilidades de evasión, usualmente los consumidores.
En general puede decirse que en las economías desarrolladas, la presión tributaria total se ubica por encima del 30% y hasta el 50% en países como Suecia.
Asociado a la presión fiscal se suele hablar también de esfuerzo fiscal. Este término está mucho más relacionado con el ciudadano de a pie. Se mide de forma porcentual y determina el porcentaje de lo que ganamos que se destina al pago de tributos. Estos incluyen todo tipo de impuestos, desde el IVA hasta el ISR y el resto de impuestos directos, pasando por las cotizaciones a la Seguridad Social.
No debemos confundir presión fiscal y esfuerzo fiscal. El primero suele ser un reflejo del gasto del Estado y, hasta cierto, del nivel de los servicios sociales de los que disfrutan los ciudadanos, mientras que el segundo mide el porcentaje de nuestra renta que destinamos efectivamente al pago de impuestos.
En este sentido, se entiende por presión fiscal a la relación por cociente entre los ingresos coactivos del sector público y la renta nacional o producto interior bruto.
Indicador que mide el grado de esfuerzo fiscal de un país, así como la importancia relativa o peso de la actividad económica del Estado en el conjunto de la economía.
En un sentido más amplio, al numerador de este indicador del peso de la actividad económica del Estado en la economía del país habría que añadirle el importe de las cotizaciones a la Seguridad Social.
Relación entre los ingresos de las Administraciones Públicas en concepto de recaudación de impuestos y el Producto Interior Bruto. A su vez la presión fiscal se puede descomponer en grupos de ingresos: impuestos directos (impuestos sobre la renta, el patrimonio o las transferencias de riqueza), impuestos indirectos (impuestos sobre el consumo) y las cotizaciones a la Seguridad Social.