En pleno desarrollo y escalada de la crisis económica que se avecina provocado por la guerra en Ucrania, algunos aspectos ya se están revelando como especialmente complejos incluido el desabastecimiento y la restricción sobre ciertos productos que algunos países de Europa están aplicando.
Podríamos poner muchos ejemplos al respecto, pero dos ejemplos muy notables son el efecto provocado por la guerra sobre el aceite de girasol y el precio de la electricidad.
¿Qué está ocurriendo con el abastecimiento en Europa?
Realmente no está ocurriendo nada que no se esperara. Para entender esto también hay que comprender la situación de ambos países integrados en el conflicto, y, además, en el caso de Rusia de los países aliados como Bielorrusia que también está siendo afectada (aunque en menor medida), por el efecto de las sanciones económicas.
Y en este análisis entenderemos que, por ejemplo, Ucrania es uno de los principales productores de grano en dirección al mercado europeo. Esto significa que, por ejemplo, la producción de girasol va a descender de manera drástica con lo cual, por extensión, la producción de aceite de girasol derivada de esta materia prima también descenderá.
Es por ello que, por ejemplo, el precio del aceite de girasol, aunque aún no se ha movido en exceso, sí está empezando a variar, y, más aún, no son pocos los supermercados y grandes cadenas de distribución alimentaria que están relacionando la cantidad de aceite de girasol que sacan a la venta.
Esto tiene que ver con que, efectivamente, no hay un problema de stock (aún) pero la previsión es que, a corto y medio plazo, la afectación que va a sufrir este segmento va a ser notable. Esto lo podríamos aplicar a cualquier derivado de este tipo de materia prima, por ejemplo, el pienso destinado a la alimentación de las cabañas ganaderas.
Por tanto, aún no estamos en zona de desabastecimiento, pero, si en zona de alta especulación sobre lo que ocurrirá a medio y largo plazo.
¿Se pueden distinguir las estafas Ponzi?
¿Y qué hay de rusia?
A nadie se le escapa que Rusia es fundamentalmente un país exportador de materias primas. Se trata, de hecho, de uno de los países del mundo con mayor potencial de riqueza en materias primas.
Cuando al comienzo del artículo hablábamos de la importancia del precio de la luz (por ejemplo, en España, en 12 días ha multiplicado por dos el precio del kilovatio hora), también hablamos de la enorme dependencia gasística que Europa tiene en relación al gas ruso.
Obviamente, en este caso no es un problema de desabastecimiento, si no de que las sanciones económicas impuestas al país y la aplicación de medidas punitivas, trae consigo el corte del suministro de manera que los precios se disparan.
En este panorama, aunque Rusia sigue manteniendo un fuerte vínculo de venta de materias primas con algunos países, lo cierto es que también va a provocar, sobre todo a través de combustibles fósiles, un desabastecimiento notable que va a encarecer no sólo el precio de la luz, sino también el del gas natural y derivados.